jueves, 5 de marzo de 2009

Salmo 100, Para dar Gracias a Nuestro Padre Celestial

Salmo para dar gracias:

"¡Cantemos todos a nuestro Padre Celestial, toda la Tierra;
Sirvámosle con júbilo, vayamos gozosos a su presencia;
Sabemos que nuestro Padre Celestial es Dios, él nos hizo y suyos somos, somos su pueblo;
Acerquémonos a él alabándole, bendiciéndole y dándole gracias;
Porque bueno es Nuestro Padre Celestial, son eternas su piedad y su fidelidad!"

Oración para liberarse de Maldiciones

Oración para Liberarse de Maldiciones y demás Huestes de Beelzebú.
(Lentamente)

En el Nombre de Jesucristo, ahora reprendo a todos los espíritus malignos, rompo sus poderes y me desato yo mismo, a mis hijos y a mi familia de todas y cualesquiera maldiciones perversas, hechicerías, brujerías, maleficios, sortilegios, ensalmos, presagios, encantos, embrujamientos, males de ojo, poderes psíquicos, malas suertes, hechizos, conjuros, encantamientos, mal agüeros, Tomoc-Chí, Magia negra, Magia verde, Magia blanca, Amarres, Vudú, Fetiches, Santería, Canalizaciones, Mutilaciones y todos los espíritus relacionados que hayan sido puestos sobre mí o sobre mi familia por cualquier persona viva o muerta e incluso los espíritus familiares puestos por Satanás sobre mí y sobre mi familia desde el día de nuestros nacimientos. Y nos desatamos mi familia y yo, de todas las fuentes ocultas y psíquicas y las reprendemos y las mandamos al infierno en el Nombre de Jesucristo. Pues Jesucristo apareció para destruir las obras del enemigo el diablo. Amén.
Gracias, Espíritu Santo,
Gracias, Jesucristo y
Gracias Padre Celestial.

Oración de Limpieza y Sometimiento a Jesucristo

Oración de Limpieza en Nombre de Jesucristo.
(Lentamente)

Vengo a tí, Señor Jesús, pues eres mi Liberador.
Tu conoces todos mis problemas (Nómbralos todos),
todas las cosas que me atan, me atormentan, me ensucian y me hostigan.
Y ahora, me desato de todo espíritu de la oscuridad,
de toda influencia maligna,
de toda atadura satánica,
de todo espíritu que esté en mí y
no sea el Espíritu de Dios, nuestro Padre Celestial y
ordeno a estos espíritus dejarme ahora en el Nombre de Jesucristo.
En este momento confieso que mi cuerpo es un Templo para el Espíritu Santo, limpio, santificado y redimido por la Sangre de Jesucristo. Por lo tanto, Satanás no tiene lugar ni ningún poder sobre mí, a causa de la Sangre de Jesucristo. Amén.